Quiero que se acabe ya la tortura de aguantar voces a la espalda. Las tengo muy anchas, y sé muchas cosas que no debería, pero no me esperaba que me pudieran sobrepasar dichas críticas.
Puedo tolerar aquellas dichas a mi frente, incluso algunas suaves sobre mi existencia, pero tengo muy claro que no pienso aguantar las tonterías de alguien más estúpido que yo y más cobarde que una lagartija.
Estoy enfadada, lo sé, pero me superan las falsedades, y tengo que fingir tanto... Pero no pienso callar más. La gente me da asco y, desde luego, no voy a ser yo la que se quede a ver como le tiran jarros de agua fría por ser tan estúpida de quedarse bajo la ventana.
Me gustan las metáforas. Es lo bueno que le veo a estar enfadada, que me salen como si nunca hubiera hecho nada mejor que sarcastizar e ironizar de la vida.
Me quiero.
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